Traducción: Julià de Jòdar
Una mañana, Simon espera a su amante en la estación de ferrocarril de Brévenay, aunque ella, Irmgard, le ha advertido de que puede que no llegue al mediodía. En efecto, cuando aparece el tren, ella no está allí. Para matar el tiempo, Simon decide recorrer la costa bretona en coche mientras aguarda la llegada del siguiente tren.
Con referencias a la leyenda de Tristán e Isolda, La península constituye uno de los textos fundamentales de Gracq sobre la espera, además de un viaje cargado de simbolismo por los paisajes de Bretaña.
Julien Gracq nació en Saint-Florent-le-Vieil en 1910 como Louis Poirier y se licenció en Ciencias Políticas. En 1937 se afilió al Partido Comunista Francés, aunque luego lo abandonó a causa del pacto germano-soviético. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo cautivo como prisionero de guerra en Silesia. Algunas de sus obras son En el castillo de Argol (1938), El mar de las Sirtes (1951) -novela por la que recibió el premio Goncourt, que rechazó-, Los ojos del bosque (1954), El rey Cophetua (1970; Nocturna, 2010) y La península (1970; Nocturna, 2010). Tras su fallecimiento, en Angers en 2007, se encontró el manuscrito de Las tierras del ocaso (2014; Nocturna, 2016).
"Las tierras del ocaso" (El Cultural)
El último regalo de Julien Gracq (El Norte de Castilla)
"Las tierras del ocaso" (Julien Gracq)
De lectores y lecturas: Irina C. Salabert (El Corte Inglés)
La península (Cuadernos, suplemento de El Periódico Mediterráneo)
Una espera en el crepúsculo: Tristán en Bretaña (El Cuaderno)
No quisiera quedar como un exagerado al afirmar que este libro de poco más de cien páginas, y en esta versión, constituye un acontecimiento literario (...) traducido de modo deslumbrante.
Vicente Molina Foix (El País, libro de la semana)
Con la relajante precisión que le caracteriza, Gracq invita al lector a un delicioso viaje por Bretaña que a ratos puede parecer un sueño y, a ratos, se aparenta a un diálogo en espejo con la leyenda de Tristán e Isolda.
Eugenio Fuentes (La Nueva España)
El paisaje, la quietud y la soledad se imponen sobre la acción, en este relato breve e intenso en el que destaca un vocabulario de notable riqueza (...). Julien Gracq es uno de los grandes no sólo de la literatura francesa de este siglo, sino de las letras contemporáneas.
Leer
Gracq es uno de los escritores más estimulantes, originales e imaginativos de la literatura francesa contemporánea.
The New York Times Book Review
A Gracq no le dieron el Premio Nobel porque lo hubiera rechazado.
El País